El escandalo mas abochornador en la historia del ejército colombiano parece que no ha llegado a su final, de hecho, me atrevería a decir que, con esas balas de Galil, la misma institución fue destapando esa olla podrida que nadie sabe en que desencadenará.
La masacre de la vereda Potrerito en Jamundí, Valle es lo mas torcido y monstruoso que un ser humano haya hecho. ¿Cómo es posible que, segun balística los cuerpos hayan recibido impactos de bala en la cabeza con fusiles de asalto a quemarropa?, ¿O que los policías hayan sido inmisericordemente emboscados con granadas y un francotirador que no existiría, pues segun altos mandos del ejercito, los batallones de alta montaña no cuentan con rifles de francotiradores ni mucho menos soldados adiestrados en tales menesteres?
La masacre de la vereda Potrerito en Jamundí, Valle es lo mas torcido y monstruoso que un ser humano haya hecho. ¿Cómo es posible que, segun balística los cuerpos hayan recibido impactos de bala en la cabeza con fusiles de asalto a quemarropa?, ¿O que los policías hayan sido inmisericordemente emboscados con granadas y un francotirador que no existiría, pues segun altos mandos del ejercito, los batallones de alta montaña no cuentan con rifles de francotiradores ni mucho menos soldados adiestrados en tales menesteres?
Para completar este dantesco cuadro, un reciente informe publicado por el diario El Tiempo reveló que el coronel Bayron Carvajal, comandante del Batallón de Alta Montaña en el Valle del Cauca, no tenía los méritos suficientes para estar ahí, ya que no asistió a la Escuela Superior de Guerra para hacer el curso de ascenso, con lo cual su carrera castrense habría terminado en el grado de Mayor, pero, por una extraña intervención de un alto mando, esta desición fue reconsiderada a tal punto que incluso, recibió varias condecoraciones por su desempeño. Ademas de una inquietante cadena de irregularidades en las que, de una manera u otra, está implicado, como es el caso del decomiso ficticio de cientos de unos modernos fusiles de asalto que presuntamente pertenecían a la guerrilla, y que el en ese entonces mayor Carvajal, habría ordenado destruir, cuando posteriores indagaciónes confirmaron la existencia y decomiso de solo cinco de esas armas, con lo cual este militar habría engañado al Ejército.
Pero la que, creo, es la parte más patética del asunto es el envío de extraños mensajes de texto entre celulares despues de la cobarde asonada del Batallón a la comisión antidrogas de la Dijín. En aquellos mensajes, según la Fiscalía, se púdo notar el dolo en el accionar del coronel ya que revela aspectos que, más que una operación militar, fue una emboscada lo que efectuaron. Fue revelado el intento de establecer una coartada medianamente creíble.
¿Qué tan profunda y estrecha es la relación (o infiltración) de la mafia caleña en el Ejército? Tanto cómo para preocupar a la DEA y al FBI, que por petición del gobierno norteamericano, adelantan exhaustivas investigaciónes. Es alarmante la manera el la que "Don Diego", el capo mas temido del país y mas buscado por E.U. y su segundo "Capachivo" han utilizado a la III División y la III Brigada del Ejército para hacer el trabajo sucio y la protección para sus operaciónes de narcotráfico.
El poder corruptor de la mafia no conoce límite alguno, por eso es que debe hacerse una profunda investigación que llegue hasta las últimas consecuencias, afortunadamente, el fiscal general, Mario Igauarán tiene la fuerte determinación y la prerrogativa presidencial para llevar esto a cabo. Tanto es así que, incluso, se ha hablado de reabrir el caso de Guaitarrilla, el caso de fuego amigo mas controvertido del país. Así que, mientras me pregunto dónde está la llamada contrainteligencia o al menos los controles internos, esperaré a que la justicia ordinaria investigue falle con verdadera transparencia y justicia para recuperar la credibilidad y moral, no solo de las Fuerzas Armadas, sino de la nación.
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