lunes, septiembre 25, 2006

El pequeño auge económico y los factores productivos en Colombia

Colombia ha sido un país de contrastes, sus pujantes industrias son pocas en relación con los beneficios que de ellas se esperan, y aunque la pobreza las rodea su potencial de crecimiento son enormes, como lo demuestra el mas reciente informe del DANE, en el que se reporta la poco menos que asombrosa cifra de 5.96 % para el crecimiento de la economía colombiana, ahora bien, si este crecimiento se mantiene constante (cosa poco probable según el Fondo Monetario Internacional) nos plantearía otras interrogantes, además de la eterna discusión del reparto de la riqueza en una nación tan desequilibrada como Colombia; la verdadera cuestión es saber de alguna manera si el sector terciario en el país está destinado a ser el nuevo líder en detrimento de los otros dos sectores.

Hoy por hoy, los colombianos están consumiendo bienes y servicios en un grado casi único en la historia económica, el boom al que se han visto sometidos los sectores de construcción, transporte, comercio e industria demuestran por si solos el crecimiento; no se incluyeron en semejantes cálculos el impacto negativo de situaciones tales como el paro de la Drummond en el Cerrejón, el consabido recorte gubernamental a las horas extras y los días hábiles, la caída de la Bolsa de Bogotá en junio, los graves problemas del puerto de Buenaventura, el de mayor movimiento para las importaciones y exportaciones del país. Aun así, factores tan críticos como la demanda interna crecieron hasta un insólito 9.85%. Ese tipo de detallitos ponen a pensar a cualquier mente despierta.

Teniendo en cuenta lo anterior, parece muy difícil que este país sea capaz de poner sus limitados recursos a “rendir” de semejante manera, porque, aunque nuestra diversidad de materias primas es lo suficientemente grande para abastecer la demanda interna, no ocurre el caso cuando se trata de producción a escala de exportación. Entonces, se acude a la formula clásica para ilustrar el comportamiento de la economía colombiana:

Trabajo (W): en este apartado, somos bastante autosuficientes, contamos con gran cantidad de población cubierta por este factor, además, la capacidad intrínseca de los lugareños para la gestión administrativa, capacidades racionales e incluso, una parte de la población económicamente inactiva, lo que deja entrever cuan completo (paradójicamente) es el factor trabajo en este caso.

Capital (K): por este aspecto no hemos sido muy sobresalientes, ni siendo muy optimistas tendríamos el suficiente capital financiero para construir infraestructura, crecer tanto como China y crear el nuevo milagro económico latinoamericano, aunque en capital humano tenemos de sobra.

Naturaleza (T): Colombia, es uno de los países con mayor biodiversidad y riqueza de suelos en el mundo, dicho esto, no es de extrañar que nuestro factor naturaleza sea el último del que nos tengamos que preocupar, tanto es así que incluso los mercados norteamericanos y europeos andan tras de los beneficios que nosotros todavía no podemos obtener.

Tecnología: sin ser japoneses, tenemos excelentes tecnólogos y en gran cantidad, sin embargo, al carecer de una infraestructura de desarrollo e investigación adecuadas, los avances nacionales en tecnología son pocos y muy básicos.

Gestión administrativa (GA): si algo hay en cantidades abundantes en el país, son administradores muy competentes y la ciencia de la administración y gestión financiera aplicables a la economía está sumamente desarrollada gracias a los importantes aportes que la academia hace, así que en ese aspecto, la calidad de la gestión está bastante asegurada.

Si se saben desarrollar estos factores y se asumen los retos de crecer a un ritmo nivelado que incluya mayor justicia social, la economía seguirá subiendo y llevará de la mano a la sociedad marginada del país, proporcionando mejor calidad de vida. Sin embargo, esto es solo el comienzo, y estas palabras son, con mucho demasiado humildes para un análisis más a profunidad. Juzguen ustedes

domingo, septiembre 17, 2006

El mototaxismo

Cuando pensaba que no podía haber mas improvisación en el tema del transporte en Colombia, el Presidente Uribe salta al ruedo de nuevo y sorprende con un ataque directo a una de las industrias de mayor dinamismo y crecimiento en el país: la industria de las motos.
No deja de ser Vox Populi, el hecho de saber que no hay un Código Nacionál de Tránsito decente, no fue pensado con la ayuda de motoristas ni automovilistas ni mucho menos con expertos en el tema. No, este inepto librito fue desarrollado por obesos y perezosos "Padres de la Patria" que simplemente intuyeron y acomodaron para su propia convenciencia lo que malamente pudieron observar en sus periplos por la cuidad a bordo de sus impresionantes camionetas, o, inclusive lo que malamente vieran en sus viajes por el exterior (no nos digamos mentiras, muchos viven en ese plan), eso si, viáticos incluidos.

Pero no es tiempo -todavía- de hablar de esos fastuosos personajes, sino de la arbitrariedad que se comete con el hombre que tras muchos esfuerzos se convierte en el dueño de una moto de pequeña cilindrada que le sirve para colarse con agilidad por entre el tráficoy llegar a tiempo a su trabajo, llevar mensajería y ser el medio de transporte familiar mas barato si no se puede costear un carro usado.

En Colombia los gobernantes y legisladores han tenido una visión muy cerrada: si el personaje no consigue un trabajo decente con un salario algo mayor que el mínimo y con unas prestaciones que le permitan no solo al personaje sino a su familia vivir (cuando no sobrevivir) dignamente el día a día; entonces no podrá tener trabajo. Tan simple como eso, se convierte en una estadística mas... y pobre del que se organize para transportar con esa moto a otros seres y ganar lo del pan, porque descuadran a los buseteros que, dicho sea de paso, cometen tantas o mas infracciones que las motos y crean caos vehicular al ir a velocidades vertiginosas, o parar en la mitad de la calle, o contaminar con esos Diesel de hace mas de 30 años, y creerse los dueños de la calle.

Es dificil pero es la verdad: esto es culpa del Gobierno que no ha sido capaz de acabar con el rampante espectro del desempleo y del subempleo, que ha obligado a muchos, tras ser despedidos sin justa causa por los "recortes de personal" a poner en los andenes los productos que les tocó vender o a poner esa moto que dejó de ser el transporte familiar mas básico, a producir algo de plata para no llegar con las manos vacías a la casa y presto para recibir, facturas, recibos y necesidades que no dan espera y que son cada vez mas caras.

Si, se que el motociclista promedio es un individuo irresponsable, que no respeta señal alguna, que no se pone el chaleco ni el casco, que pone en riesgo su vida y la de los demás, pero a cada momento cobran conciencia de su papel en las vías de las ciudades y se ven como iguales al lado de los automovilistascon deberes, pero tambien con derechos.

Pero, las Administraciones no son recursivas sino mas bien tontas: y es que ya no encuentran otros medios que prohibir los parrilleros, imponer pico y placa, subirles el precio a las multas y por si fuera poco, decomisar la moto y la consabida humillación a la que los agentes de Tránsito someten a los desprevenidos motociclistas cancelándoles el pase. Esto, señoras y señores, es de lo mas abitrario y estúpido que he visto. ¿Se han preguntado si todo esto le pasa a un señor que lleva a su mujer en la moto?, ¿Que tal que no fuera un mototaxista el que sufra de estos ataques sin razón?

Ahora van a militarizar Montería y a aumentar el pie de fuerza de la Policía, como si los mototaxistas fuesen mas peligrosos que los de cuello blanco que se encargan de desecar a la Nación con ayuda del Presidente o tan temerarios como los cientos de minicarteles que arrasan las selvas vírgenes para producir coca, o mas aún que la guerrilla o los paras que producen injusticias y cientod de desplazados al año. Eso no es justo, dejenlos trabajar.

Es imperativo que en el Congreso se asesoren con expertos para reglamentar el mototaxismo y hacerlo partícipe de la dignidad y el estatus que otros medios de transporte tienen y se merecen, y de paso, reformarlo con inteligencia para que no sea una ley hecha a las carreras y deje la improvisación atras. Con ese compromiso verdadero será más facil el tránsito y el Gobierno dejará, en palabras de José Clopatofsky, de "sacarle el cuerpo al mototaxismo".