Los dos lados de una guerra absurda./Imágen: desertpeace.wordpress.com |
sábado, marzo 26, 2011
"Promesas" que no se cumplirán
jueves, marzo 10, 2011
Tan fantástico cómo la ficción, pero más real
No crean todo lo que vean; no sean borregos, quítense la mentalidad de gregario. |
sábado, octubre 30, 2010
El jazz de un pasado sin futuro
martes, octubre 30, 2007
The State of Massachusetts by Dropkick Murphys
Las expresiones artísticas han tomado al videoclip cómo un hijo muy querido, de manera que las ya difusas fronteras entre el video y la expresión artística se han finalmente difuminado, cortesía de las mini vanguardias que el video clip ofrece dadas sus amplias posibilidades.
En el plano estrictamente comercial este formato –ya convertido por derecho propio en género- fue creado para impulsar las ventas de los artistas, ya que ofrecían la posibilidad de ver al músico realizando la puesta en escena, tal cómo las giras los ofrecían, dando a luz la primera categoría de Live Performance. Con el paso del tiempo y las exigencias de la juvenil audiencia por realizar a sus ídolos en pedestales cada vez más altos y extravagantes y verse reflejados en una búsqueda por identidad propia, los videoclips musicales tendieron a contar historias o a exponer de manera gráfica (hipertexto visual) bien sea las visiones del artista cómo las líricas de las canciones (hipotexto musical).
El gran abanico de artistas disponibles redunda en una no menos que asombrosa cantidad de variaciones de estilo y técnica en cuanto a sus videoclips musicales ser refiere. Para este caso en particular, he escogido un video de la banda anglo-irlandesa Dropkick Murphys, cuya especialidad de género radica en una mezcla de punk con instrumentos típicos irlandeses tales cómo el fiddle, el melodeón, las flautas, la gaita, entre otros, amén del uso del banjo, instrumento típico norteamericano, todo este abanico de instrumentos utilizado en canciones de su propia composición, cómo típicas irlandesas; temas cómo la diáspora, el movimiento republicano, la hambruna, la cerveza y el whiskey, la familia, la religión, la herencia irlandesa en EE.UU. y el baseball –con especial predilección hacia los Boston Red Sox- son tópicos obligatorios en su discografía.
Cabe anotar que, al ser una banda de mediano corte, no cuentan en sus haberes muchos videoclips, y los que se conocen, son del tipo Live Performance, sin embargo, han logrado realizar algunos videos que rompen este esquema, también gracias a la atención que la cadena MTV ha puesto en ellos. A continuación analizaré el más reciente video de la banda mencionada, el clip se llama The State of Massachussets (Director: Marc Colucci; 2007).
Es para destacar el cómo la banda promociona su video oficial en youtube.com primero que en cualquier otro sitio, llegando incluso a poner links desde su página oficial para llegar a el. Este tipo de promoción es bastante innovador desde el punto de vista del mercado, sin hacer verdadera competencia a MTV.
El ya mencionado video cuenta con una clasificación de tipo narrativo, es decir que hay una intencionalidad narrativa subyacente concreta. En este caso se trata de la historia de los hijos maltratados y abandonados de una pareja disfuncional, pero que a su vez pretenden simbolizar lo que ellos consideran problemática social. El papel de la banda en el video es de intérpretes parciales, hay un Live Performance dentro del contexto de la historia, pero actúan cómo simples espectadores sin injerencia alguna en el desarrollo del clip.
El aspecto del paratexto en este video es mínimo, solamente se muestra la entrada de un músico que dura alrededor de 3 segundos para luego empezar a tocar el banjo que inicia el hipotexto musical.
La yuxtaposición del hipertexto visual y del hipotexto musical está bien elaborada, con cortes on-the-beat que le dan cierta unidad al videoclip, aunque con ciertas dosis de contrapuntos en dicha yuxtaposición que le imprimen ritmo veloz a al video, acorde con los contrapuntos de la canción, por eso, desde el punto de vista dramaturgico, el video de los Dropkick Murphys tiene carácter narrativo y contrapuntístico y con interprete parcial que no tiene una armonía total entre imagen y música, pero que juntos cobran un sentido diferente , tal cómo es la intencionalidad de la canción, con ideas independientes pero coexistentes. Este video se sitúa cerca del límite entre lo narrativo y lo no-narrativo.
Aunque el corte on-the-beat le otorga un sentido alterado de la temporalidad al videoclip The State of Massachussets, no necesita de muchos efectos especiales, y los pocos que hay, no son de carácter futurista ni mucho menos impresionantes, tales cómo el desvanecimiento de ciertos personajes, pero aun así el peso de los significantes y significados y el simbolismo en general, recae sobre la escenografía y locación en dónde el video fue grabado, además de esto, hay que decir que el manejo de cámara es bastante tranquilo, sin movimientos abruptos de cámara y manejando tomas clásicas de interiores, la riqueza en este apartado la otorga la casa misma y su estado.
El ritmo del videoclip es bastante estimulante y mueve a la melancolía, con una armonía contrapuntística entre los textos, incluyendo cierto raccord que permite a cada integrante de la banda permanecer tocando su instrumento en un sitio diferente de la edificación sin por ello estropear el performance de la canción. Aunque no hay fragmentos en el video, si puede perfilarse cómo de crítica social, ya que alude a presuntos problemas en la conformación, evolución y degeneración de la estructura familiar tipo nuclear, típica de los católicos estadounidenses-irlandeses.
Para terminar, hay que decir que el hipertexto visual de The State of Massachussets no es un videoclip vanguardista, pero si es impactante, y está acomodado a la perfección con el hipotexto musical, estos dos aspectos colaboran contrapuntísticamente entre si para hacer de este video uno de los mejores de la banda, sentando un precedente para la elaboración de posteriores trabajos, siendo admirado por los seguidores de los Dropkick Murphys como una obra de arte.
Para ver el videoclip: http://www.youtube.com/watch?v=G2WtBJYoy0Y
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domingo, septiembre 02, 2007
Cultura de masas y “Niveles” de cultura
La industrialización ha planteado serios problemas para la integración de las masas alrededor de la cultura y sus diferentes modelos. Umberto Eco postula* una preocupación legítima alrededor de los mass media cómo modeladores de conductas y tendencias de habitus en los diferentes niveles sociodemográficos y se basa en la premisa de que el hombre contemporáneo no es el mismo que el modelo renacentista ha impulsado y que es el propuesto para el análisis de los media, pues este hombre con patrones de análisis y conductas predecibles carece de los valores suficientes para analizar de manera distinta la incursión mediática de la cultura o viceversa.
Los argumentos que el autor traza en contra de la cultura de masas son de corte apocalíptico, pues no admite de manera alguna la influencia que los media tienen sobre las capas de la sociedad y la manera en que han permeado la cultura hasta banalizarla y darle un cariz mercantil por situarla al alcance de todas las capas sociales, la industria de los media es vista cómo la que determina en lo absoluto el consumo cultural y le impide cualquier tipo de originalidad y vida, pasa a ser un producto estéril cuyo valor reside únicamente en si mismo y no en su trasfondo.
Por otro lado, en los argumentos que defienden la cultura masiva, está el mismo valor de la democratización visto desde un ángulo positivo, permitiendo el conocimiento basado en el bombardeo constante de datos y patrones de criterio que dan la posibilidad de formar y aprender; también Eco da por sentado, que el capitalismo no es exclusivo de la cultura de masas y que su uso se ha extendido a lo largo de los regímenes, hasta puede ser vista como factor de homogeneización y unión política y social, de esta manera se hace más fácil la recepción de los bienes culturales.
El autor plantea una nueva visión acerca de la cultura mediática que la incluye cómo posible vehículo de valores culturales; mas allá de si esto ejerce influencias positivas o negativas, en un equilibrio conjunto con las leyes del mercado y las tendencias que las masas pautan para sí mismas. El objetivo es demostrar que la cultura no desaparece ni se hace menos efectiva por ser mercantil, siguiendo las leyes del sistema imperante, en donde no importa el tipo de influencia sino el afán de democratizar la cultura de manera adecuada.
*=Libro: Apocalípticos e Integrados, de Umberto Eco
domingo, agosto 05, 2007
Simbolismos (Homenaje a Monterroso)
Henry puso fin al gran tormento que le acomplejaba desde hacía unos años cuando su novia, la que se convertiría en su esposa, tuvo un enredo sentimental con el hombre que vestido de Barney se ganaba la vida en un canal comunitario de la localidad de Usaquén, dinosaurio que además, le quitó la oportunidad de realizar un proyecto de televisión infantil alternativo. Así que, en un arranque de ira, frente a decenas de niños en un parque, lo abaleó, esperando así encontrar su redención, pero el impacto psicológico de haber matado a alguien le produjo el consecuente desmayo.
Y cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía allí.
martes, junio 12, 2007
Historia de un SS
(Esta es una historia fictricia y sin sentido político alguno. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, es sólo un maldito cuento)
Con cuidado de no botar las cenizas de tabaco aromatizado en la calle, Hermann Schmidt camina con paso cancino por un anden de
Después de caminar durante un cuarto de hora bajo un despejado cielo de verano, paró un taxi y lo abordó, no sin antes botar la ceniza de tabaco a los pies de un arbusto. Al instante de arrancar, Hermann se dejó perder en las profundidades de su memoria, de un pasado lleno de gloria y fastuosidades monumentales, con una obsesión por la muerte cercana a la locura.
El taxi se detuvo en el corazón del barrio Kreuzberg, frente a un moderno edificio de apartamentos de fachada blanca en donde Schmidt ingresó, pensativo y sin darse cuenta de una extraña presencia que lo seguía y que se apresuró a tomar el ascensor junto a el. Después de un breve intercambio de saludos por cortesía y sin preámbulo alguno, el joven desconocido le espetó una pregunta a ese cansado anciano.
- ¿Usted era un SS, verdad?
El rostro del viejo adquirió rápidamente una tonalidad rojiza y un súbito temblor sacudió su piel arrugada y estriada por algo más que el estrés citadino.
- ¿Cómo se atreve a preguntarme eso?- dijo con un tono poco menos que convincente.
- Mire señor, es una pregunta extraña, pues lo deduje porque una persona de su edad, con sus rasgos físicos no pudo haber pasado desapercibida en el Tercer Reich-, dijo el muchacho, impasible, mientras presionaba el botón del quinto piso en el panel del elevador.
- Ese también es mi piso.
- Lo se, yo iba a visitarlo, pero me ha ahorrado la molestia de ver cómo cerraba la puerta en mi cara.
- ¿Quién es y que quiere?
- Me llamo Böll, Franz Böll, y quisiera saber más acerca de su pasado, y el de media Alemania.
- ¿Por qué razón?
- Llámele… curiosidad histórica.
- …
Con un movimiento de cabeza, el octogenario Hermann dio a entender que no le parecía nada mal esa entrevista furtiva, por el contrario, le quebraba la rutina y se podría dar nuevamente importancia recordando una época tan importante para el, así que cuando las puertas del ascensor se abrieron, Schmidt introdujo hábilmente y sin temblores la llave en la cerradura y le dio paso al primer individuo extraño que recibía en su hogar.
Era un apartamento grande y con aroma a picadura de tabaco de vainilla, cómo los que ya no se ven en Berlín de estos días, con un ventanal magníficamente amplio, pero cubierto con persianas metálicas negras, muebles austeros y escasos en el recibidor pero que imprimían cierto aire de dignidad a la estancia. Luego del recibidor, a mano derecha se encontraba un corredor con tres puertas. La espartana decoración no delataba la personalidad de su habitante, cosa que impresionó a Böll, pues esperaba que las creencias de Schmidt se manifestaran en su espacio privado cómo una extensión de su personalidad.
En estas cavilaciones se ocupaba Böll, sin sentarse, en la puerta del recibidor, mientas que el viejo Hermann iba hasta la nevera, traía un par de cervezas y se sentaba en el sillón esperando a que su visitante se sentara, cosa que tardó un par de minutos.
- ¿Y bien?-, dijo Hermann.
- Está bien, iré al grano-, comentó el joven Franz.
- Soy todo oídos.
- ¿Por qué se convirtió en SS?
- Un hombre no se “convertía en SS” simplemente, cómo quien se pone una camisa, un hombre simplemente nacía con la predisposición y esperaba el momento adecuado para poder demostrar lo que es, y ese momento llegó en los años 30. aunque en esa época yo estaba muy niño, mis compañeros de las Hitlerjugend y yo ansiábamos ser parte de esa fuerza que se mantenía ante nosotros cómo valientes guerreros y héroes; ya estábamos hartos de los pantalones cortos y de las inofensivas actividades que ahora emulan con cierto tono homosexual los Boy Scouts, queríamos portar los uniformes negros, el casco de acero y la corbata negra junto con las botas del Wehrmacht además de todo eso, queríamos llevar un arma y poder ser admirados en público y en privado por las muchachas de
- ¿Cambiaron las cosas cuando lo logró?
- Para nada, lo único diferente era que la guerra casi se aproximaba, el Führer se empeñaba en incorporar la división al ejército y así equiparnos con armas decentes, de esa manera, estuve en la primera promoción de las Waffen-SS las SS armadas, que no eran las mismas que las Allgemeine-SS. De todas formas, éramos la élite de combate y fuimos duramente entrenados para merecer tal denominación, más allá de eso yo ya tenía 18 años y todas mis energías concentradas en mi día del juramento al Führer.
Mientras rememoraba aquello y el nivel de las cervezas disminuía en los recipientes una rápida sucesión de imágenes que se convertía en un recuerdo vívido, transportaba a nuestro envejecido amigo a las filas de la 12º Panzerdivision, el día en que recibió la consagración por parte del mismísimo Reichskanzler Adolf Hitler en la cuidad bávara de Munich, en el Feldherrnhalle.
Ese día se representaba no solo la entrada de nuevos elementos SS, sino el homenaje a los mártires del Partido Nazi, era una fiesta sin precedentes en el Reich y todos querían presenciarla, era el momento más trascendental de su época y a ella no solo acudía el gobierno, sino los más altos y mejor condecorados representantes de las fuerzas armadas, las mejores galas y ornamentos eran vestidos y usados para el solemne evento, en el cual los desfiles, los estandartes rojos con la cruz gamada en medio de un círculo blanco, coloridos e impresionantes, esvásticas representando el nuevo orden, en todo cuanto pudiera abarcar la mirada. Era la parada militar más increíble que imaginarse pudiera, las tropas apostadas en perfecto orden, cómo si fuesen hechas con reglas y escuadras invisibles, mientas que los efectivos que seguían llegando, lo hacían con paso de ganso, y con una coordinación perfecta, al compás de los tambores, redoblantes, dianas y otros instrumentos tocados por la banda militar apostada en una costado.
El ideario nazi y el modelo ario, con sus símbolos y runas estaban presentes en la mente de Heinrich Schmidt que en ese momento pasaba a ser SS Scharführer, un rango de cabo, vistiendo uniforme negro con remates en plata en las costuras, una camisa blanca y una corbata negra, la cabeza iba rematada por un Stahlhelm (Casco de acero), una daga a su costado, la cual tenía una inscripción en la hoja que rezaba: Mein Ehre Heiβt Treue (Mi honor es la lealtad), en el cuello sus insignias de cabo y las runas de
En la noche, después de haber ofrendado flores en las tumbas de los dieciséis héroes nazis, construidas cómo un altar y haber recordado sus nombres homenajeándoles con cañonazos, cantaban Ich Hatt’ Einen Kameraden a todo pulmón, cómo una forma de demostrar su dolor y alegría en la lucha de una causa por la que creían que valía la pena morir.
Luego de eso, Hitler, con los estandartes ensangrentados de los mártires, se acercaba a ellos, uncía los estandartes nuevos con las reliquias y les tomaba el juramento de la lealtad a los efectivos de las SS en esa noche fría pero iluminada por las estrellas y las hogueras a manera de los bárbaros germanos que contribuían enormemente a darle un ambiente misterioso y trascendental al gran culto. Después de un momento borroso en su visión, todo quedó en silencio y revestido por un pesado velo.
No había nadie allí, ni siquiera el más leve rastro del tal Franz Böll o siquiera de su existencia; lo que si había era un ambiente frío de repente, una botella vacía de cerveza Warsteiner y otra completamente llena pero destapada y un anciano sentado de ojos cerrados pacíficamente y piel fría que entre las brumas de sus visiones había ido a parar para siempre a su lugar en el Valhalla que, cómo soldado, le estaba legado.