sábado, marzo 26, 2011

"Promesas" que no se cumplirán

Los dos lados de una guerra absurda./Imágen: desertpeace.wordpress.com

Si hay algún tema del cual no sobren análisis y teorías es el milenario conflicto judío-palestino, que a diario cobra alguna vida y no deja de tener consecuencias que se extienden al resto del mundo, que lo percibe desde distintos ángulos según sea el contexto.


Al buscar las raíces de tan antigua enemistad nos encontraremos remitidos a eras tan antíguas cómo los pasajes del Pentateuco nos describen: a la par de Roma y posteriormente, bajo su dominio.

El pueblo israelita cohabitaba en relativa armonía y paz con el pueblo palestino en los territorios que ahora conforman el Estado de Israel y la Autoridad Nacional Palestina. Pueblos con carácter de primos hermanos, poseían una discrepancia que estaba basada en la religión: a pesar de considerar un antepasado común, el patriarca Abraham, y de postular el monoteísmo cómo la base de sus creencias, sus religiones judía y musulmana eran (y son, más aún) consideradas diametralmente opuestas en casi todo, aún cuando tengan más en común de lo que parece a primera vista.

Ambas poseen un libro sagrado cuya autoría se remite a su dios y sus profetas, ambos dioses son de carácter eminentemente paternal y ambos son bastante beligerantes cuando se lo proponen -Allah y Jehová han convocado guerras santas, pero curiosamente en la antigüedad coexistían y nunca convocaron guerras uno sobre otro- y tienen pueblos elegidos, que en este caso son Israel y las naciones árabes y persas.

Su enemistad se encuentra basada en supuestos imaginarios y su desconfianza es mutua. Sin embargo, se han combatido entre sí por aspectos claves en las formaciones de los estados nacionales tales cómo territorio y recursos -justificados bajo la égida de las crizadas de los ascéticos judíos contra sus “hedonistas” primos, y visceversa-.

El principal agravante de esta hstoria de amor y odio se encuentra durante la ocupación romana de Palestina y Galilea. Medio Oriente no se rinde de manera muy sumisa ante los legionarios y no más al llegar, los romanos luchan por su permanencia en una colonia tan lejana, puerta estratégica al canal natural de Suez y al lejano oriente.

Aunque judios y palestinos padecen por igua la ocupación extranjera, serán los judíos quienes se organizen para levanarse, hartos de la ocupación latina y gracias a sus líderes religosos, los sacerdotes, fariseos y rabinos quienes interpretaron las Escrituras vaticinando la legada del mesías, aquel que Jehová enviará para salvar a su pueblo y hacerle grande.
Para los católicos ese Mesías salvador se presenta con el nombre de Jesús de Nazaret, y representa el nacimiento del cristianismo. Sin embargo, este hombre fue considerado por los judíos cómo un simple rabino, y no cómo el Hijo de Dios como los primeros cristianos le veían.


El pueblo de israel ignoró a Jesús y todavía se encuantra esperando la legada del mesías -en eso se parece mucho al pueblo árabe, que espera su Mehdi, con los mismos fines-, aunque eso no le impidió levantarse y acometer una guerra de guerillas contra el Imperio, que los esclavizaba y menospreciaba.

Alrededor del siglo V D.C. Esta situacion se hizo insostenible y el pueblo israelí entro en franca guerra de resistencia contra el Imperio Romano. Sobra decr que a pesar de una resistenca heróica y combate aguerio, los romanos conquistaron Jerusalén, el último bastión de Israel y destruyó el Templo de Salomón, el mayor y más sagrado edificio del mundo judío. Posteriormente, obligó a este pueblo a dispersarse por verios años, hasta que Roma cayó y el Reino de Israel fue reconstruído, al igual que su templo, elemento importante de cohesión en el Estado-nación judío. La caída final del Reino llegó con la invasión mesopotámica y nueva Toma de Jerusalén, que esa vez fue tan arrasadora, que obligó a los judíos a la Diáspora, la expulsión y dispersión de los judíos por todo el mundo, que en ese momento se conviertieron en una nación sin tierra.

Los judíos se repartieron por el mundo -casi toda ciudad del mundo posee un barrio o colonia judía- y sufrieron variadas persecuciones antisemitas, gracias al imaginario de que eran amantes del dinero, ávaros, conspiradores y de poco fiar. Fueron expulsados de España durante el reinado de los Reyes Católicos, fueron perseguidos por la Alemania Nazi, que confiscó sus riquezas y exterminó a millones de ellos, casi aniquilándolos en Europa

De inmediato el territorio que alguna vez fue el próspero reino judío fue ocupado por los filisteos, que son los ancestros de los actuales palestinos -de ahí su nombre, ya que el gentilicio palestino proviene del latín Phillistin, con el que los romanos llamaban a los filisteos-, que hicieron de esa tierra su patria por los siglos siguientes hasta 1948, año en el cual David Ben-Gurión y otros prestantes judíos declararon el Estado de Israel, bajo auspicios de la ONU y el Imperio Británico, que era en ese momento la metrópoli que colonizó a Palestina. El territorio así fue entregado en su 80% a los judíos, mientras que los palestinos tuvieron que refugiarse en países vecinos o pequeños territorios.

Cómo era de esperarse, los arabes entraron en alarma, pues la diáspora judía se mostró lo suficientemente organizada y fuerte para volver por su tierra, una tierra en la que estaban ya establecidos y cómodos los palestinos. Al declararse el Estado de Israel, se confirmaron los peores miedos árabes: judíos de todo el mundo viajaron hacia esa esquina del Mediterráneo para construír con las uñas un Estado-Nación, colonizando y desplazando así, a aquellos que habían nacido y cuidado esas tierras por centenares de generaciones.

Un nuevo pretexto para la guerra se creó en tan caldeado ambiente y los países árabes, en franca respuesta y en defensa de los palestinos, le declararon la guerra por todos los frentes al joven Estado, reiniciando un círculo vicioso de violencia y terrorismo que sobrevive hasta nuestros días, con Intifadas de jóvenes palestinos, radicales fundamentalistas árabes cometiendo actos de terror cómo bombas en los buses y puestos de control o Estados radicalizados en la Sharia o Ley Musulmana, que pretenden el abierto exterminio de Israel, alla maniera holocausto Nazi o Shoah.

Famosas fueron las guerras que Israel tuvo contra sus estados vecinos (Jordania, Egipto, Líbano, Irak), muchos veces causadas por los mismos israelítas bajo el manto de “guerras preventivas”, para neutralizar sus capacidades ofensivas y golpear la moral
En los años 60, en pleno auge de las guerrillas irregulares, Yasser Arafat crea y comanda el FLP o Frente Popular para la Liberación de Palestina, en respuesta a las vejaciones que sufría supueblo, al verse sin patria ni derechos de un momento a otro. Este carismático movimiento fue liderado por Arafat hasta su muerte y se convirtió en Al Fatah, la cara gubernamental de Palestina. El FLP ha evolucionado a lo largo de los años, convirtiéndose en un partido político legítimo con programas específicos y fines predeterminados.

En los primeros años 2000 un partido político radical, llamado Hamas, logró ganar los comicios para gobernar la Franja de Gaza y ser la cara derechista de los árabes, radicalizando la visión política palestina y tambaleando la unión que el FLP había construído.

Los israelíes no se quedan atrás y tambien se han dividido en corrientes laicas, (Partido Verde o Shinui) moderadas (Partido Kadima) y de extrema derecha (partidos cómo Unión Nacional y Likud) en respuesta simultánea, aprovechándose de sus fuertes lazos con Estados Unidos y sus corrientes derechistas. Esta potencia mundial está aliada por lazos de armamento, capital y política con Israel, la única potencia nuclear de Oriente Medio.

El documental “Promesas” (2000) de B.Z. Goldberg, nos ofrece varios ejes que giran por distintos temas pequeños, muy importantes y es difícil escoger el más relevante. Sin embargo el eje central puede bien girar hacia la facilidad de que dos pueblos opuestos sean amigos y coexistir, demostrándolo desde el punto de vista más puro, que son los niños, y volviendo dos años después para hacer notar como su ambiente de resentimientos adultos empieza a minar esa facilidad para la paz que ellos mismos tienen.

Hay un sesgo en el documental que no es muy marcado, pero si es notorio. Sin embargo el sesgo es quilibrado de manera que por un lado, el documental tienda a mostrar a los israelíes laicos como una mayoría más bien indignada e inocente de tanta guerra, dolientes de la violencia promulgada por los sectores ortodoxos, a los que muestran un poco más intolerantes e indolientes.

El otro lado del sesgo se nota en la intención d emostrar a los niños palestino cómo totalmente inocentes de la guerra que les rodea, aun cundo se notan más maduros. Sirve todo esto cómo el marco para un sesgo general hacia la coexistencia pacífica en Israel de judíos y palestinos, aunque sin resolver el problema de los Estados.

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