Colombia ha sido un país de contrastes, sus pujantes industrias son pocas en relación con los beneficios que de ellas se esperan, y aunque la pobreza las rodea su potencial de crecimiento son enormes, como lo demuestra el mas reciente informe del DANE, en el que se reporta la poco menos que asombrosa cifra de 5.96 % para el crecimiento de la economía colombiana, ahora bien, si este crecimiento se mantiene constante (cosa poco probable según el Fondo Monetario Internacional) nos plantearía otras interrogantes, además de la eterna discusión del reparto de la riqueza en una nación tan desequilibrada como Colombia; la verdadera cuestión es saber de alguna manera si el sector terciario en el país está destinado a ser el nuevo líder en detrimento de los otros dos sectores.
Hoy por hoy, los colombianos están consumiendo bienes y servicios en un grado casi único en la historia económica, el boom al que se han visto sometidos los sectores de construcción, transporte, comercio e industria demuestran por si solos el crecimiento; no se incluyeron en semejantes cálculos el impacto negativo de situaciones tales como el paro de la Drummond en el Cerrejón, el consabido recorte gubernamental a las horas extras y los días hábiles, la caída de la Bolsa de Bogotá en junio, los graves problemas del puerto de Buenaventura, el de mayor movimiento para las importaciones y exportaciones del país. Aun así, factores tan críticos como la demanda interna crecieron hasta un insólito 9.85%. Ese tipo de detallitos ponen a pensar a cualquier mente despierta.
Teniendo en cuenta lo anterior, parece muy difícil que este país sea capaz de poner sus limitados recursos a “rendir” de semejante manera, porque, aunque nuestra diversidad de materias primas es lo suficientemente grande para abastecer la demanda interna, no ocurre el caso cuando se trata de producción a escala de exportación. Entonces, se acude a la formula clásica para ilustrar el comportamiento de la economía colombiana:
Trabajo (W): en este apartado, somos bastante autosuficientes, contamos con gran cantidad de población cubierta por este factor, además, la capacidad intrínseca de los lugareños para la gestión administrativa, capacidades racionales e incluso, una parte de la población económicamente inactiva, lo que deja entrever cuan completo (paradójicamente) es el factor trabajo en este caso.
Capital (K): por este aspecto no hemos sido muy sobresalientes, ni siendo muy optimistas tendríamos el suficiente capital financiero para construir infraestructura, crecer tanto como China y crear el nuevo milagro económico latinoamericano, aunque en capital humano tenemos de sobra.
Naturaleza (T): Colombia, es uno de los países con mayor biodiversidad y riqueza de suelos en el mundo, dicho esto, no es de extrañar que nuestro factor naturaleza sea el último del que nos tengamos que preocupar, tanto es así que incluso los mercados norteamericanos y europeos andan tras de los beneficios que nosotros todavía no podemos obtener.
Tecnología: sin ser japoneses, tenemos excelentes tecnólogos y en gran cantidad, sin embargo, al carecer de una infraestructura de desarrollo e investigación adecuadas, los avances nacionales en tecnología son pocos y muy básicos.
Gestión administrativa (GA): si algo hay en cantidades abundantes en el país, son administradores muy competentes y la ciencia de la administración y gestión financiera aplicables a la economía está sumamente desarrollada gracias a los importantes aportes que la academia hace, así que en ese aspecto, la calidad de la gestión está bastante asegurada.
Si se saben desarrollar estos factores y se asumen los retos de crecer a un ritmo nivelado que incluya mayor justicia social, la economía seguirá subiendo y llevará de la mano a la sociedad marginada del país, proporcionando mejor calidad de vida. Sin embargo, esto es solo el comienzo, y estas palabras son, con mucho demasiado humildes para un análisis más a profunidad. Juzguen ustedes
Hoy por hoy, los colombianos están consumiendo bienes y servicios en un grado casi único en la historia económica, el boom al que se han visto sometidos los sectores de construcción, transporte, comercio e industria demuestran por si solos el crecimiento; no se incluyeron en semejantes cálculos el impacto negativo de situaciones tales como el paro de la Drummond en el Cerrejón, el consabido recorte gubernamental a las horas extras y los días hábiles, la caída de la Bolsa de Bogotá en junio, los graves problemas del puerto de Buenaventura, el de mayor movimiento para las importaciones y exportaciones del país. Aun así, factores tan críticos como la demanda interna crecieron hasta un insólito 9.85%. Ese tipo de detallitos ponen a pensar a cualquier mente despierta.
Teniendo en cuenta lo anterior, parece muy difícil que este país sea capaz de poner sus limitados recursos a “rendir” de semejante manera, porque, aunque nuestra diversidad de materias primas es lo suficientemente grande para abastecer la demanda interna, no ocurre el caso cuando se trata de producción a escala de exportación. Entonces, se acude a la formula clásica para ilustrar el comportamiento de la economía colombiana:
Trabajo (W): en este apartado, somos bastante autosuficientes, contamos con gran cantidad de población cubierta por este factor, además, la capacidad intrínseca de los lugareños para la gestión administrativa, capacidades racionales e incluso, una parte de la población económicamente inactiva, lo que deja entrever cuan completo (paradójicamente) es el factor trabajo en este caso.
Capital (K): por este aspecto no hemos sido muy sobresalientes, ni siendo muy optimistas tendríamos el suficiente capital financiero para construir infraestructura, crecer tanto como China y crear el nuevo milagro económico latinoamericano, aunque en capital humano tenemos de sobra.
Naturaleza (T): Colombia, es uno de los países con mayor biodiversidad y riqueza de suelos en el mundo, dicho esto, no es de extrañar que nuestro factor naturaleza sea el último del que nos tengamos que preocupar, tanto es así que incluso los mercados norteamericanos y europeos andan tras de los beneficios que nosotros todavía no podemos obtener.
Tecnología: sin ser japoneses, tenemos excelentes tecnólogos y en gran cantidad, sin embargo, al carecer de una infraestructura de desarrollo e investigación adecuadas, los avances nacionales en tecnología son pocos y muy básicos.
Gestión administrativa (GA): si algo hay en cantidades abundantes en el país, son administradores muy competentes y la ciencia de la administración y gestión financiera aplicables a la economía está sumamente desarrollada gracias a los importantes aportes que la academia hace, así que en ese aspecto, la calidad de la gestión está bastante asegurada.
Si se saben desarrollar estos factores y se asumen los retos de crecer a un ritmo nivelado que incluya mayor justicia social, la economía seguirá subiendo y llevará de la mano a la sociedad marginada del país, proporcionando mejor calidad de vida. Sin embargo, esto es solo el comienzo, y estas palabras son, con mucho demasiado humildes para un análisis más a profunidad. Juzguen ustedes