La democracia colombiana, en teoría, sería una de las más exitosas del planeta, ya que está respaldada por una constitución que consagra el Estado de Derecho y las libertades individuales, una democracia participativa y de avanzada que es un modelo a seguir por el resto de América.
Eso es verdad. Al menos en el papel.
Lo cierto es que el país esta sumido en una gran injusticia de clases, económica y democrática, prueba de esto es que, habiendo consagrado la salud como un derecho-deber de la ciudadanía en el papel, la realidad muestra un Seguro Social en quiebra y con las cuotas de salud mas altas de Latinoamérica. Bastante poco puede hacer el papel cuando la brecha entre los ricos y los pobres es cada día más grande y el desempleo ronda el 15 % en promedio de la última década y ya ninguna empresa parece querer detener la tendencia de los “adelgazamientos de nómina”, tal como mencionara la ahora embajadora de Colombia ante EE.UU., Carolina Barco. Todavía mas irrespetada se ve la ley positivizada cuando de política se trata, iniciando con el cáustico ejemplo del nuevo Núñez, el Presidente Álvaro Uribe. Ese astuto paisa ha logrado, en compañía de su séquito, pasar por encima de la carta magna y modificarla a su antojo, apelando al bien común y de la patria cuando lo hace. Un país que se autodenomina Estado de Derecho, paradójicamente, está a punto de aprobar una reforma tributaria (que, dicho sea de paso, según resalta la última columna de Antonio Caballero en Semana, quedan tan mal hechas, que cada 6 meses hay una nueva reforma, peor que la anterior) que gravará la mayor parte de un bien intocable por décadas: la canasta familiar. Otro de los perjudicados será la cultura, la cenicienta del Estado, que dejará de percibir la atención que necesita para ser llevada al pueblo, tal y como mandan las utópicas leyes que nos rigen.
Parece que el Estado colombiano solo se esfuerza por mantener las apariencias de estado en vías de desarrollo, mientras deja que los buitres hagan fila para desgarrar las enormes riquezas que poseemos, esto es una verdad histórica que se manifiesta en una corrupción rampante y descarada que parece no ser afectada por la “política meritocrática y anticorrupción” del actual gobierno; otro claro ejemplo de la diferencia entre el país de papel y el país efectivo es el mal chiste del “proceso de paz” con los paramilitares, que son beneficiados por una ley hecha a su antojo, con todas las dádivas incluidas; y mientras esto sucede, el nuevo sistema penal acusatorio deja libres o con condenas risibles a violadores de niños y delincuentes de las mas variadas calañas, tan solo por confesar uno de sus delitos; entre tanto, hay miles de inocentes o incautos de sus delitos que purgan largas condenas hacinados en las peores cárceles de Latinoamérica. En palabras de un ciudadano indignado: “castigan a los que no deben y premian a los verdaderos criminales”.
En cuanto a la democracia como tal, la injusticia y el incumplimiento no se quedan atrás. No contentos con un Presidente que interpreta la Constitución a su antojo, también se hacen reelegir en los cargos públicos los mismos gamonales políticos o sus “herederos”, que mantienen desacreditada la política ante la opinión pública. Así que no importa mucho a quien se elija, siempre se tendrá la certeza de seguir eligiendo a los mismos, que sin duda acapararán y desviarán los recursos del Estado para seguir engrosando sus arcas de Clubmen, justo en la manera en la que los antiguos monarcas despilfarraban los recursos.
Es solamente cuestión de poner al país frente a un espejo, ojalá el de la conciencia y el criterio y ver su auténtico reflejo: el de un país tristemente tercermundista producto de la inconciencia política y social para sacarlo del papel, muy a pesar de los esfuerzos de 40 millones de compatriotas por la utópica pero linda visión de la equidad, la democracia y el progreso. Así tal vez será posible la consolidación de la democracia en Colombia como una realidad éticamente correcta, a la que tal vez no le harán falta tantas leyes de papel para mantenerse vigente.
Eso es verdad. Al menos en el papel.
Lo cierto es que el país esta sumido en una gran injusticia de clases, económica y democrática, prueba de esto es que, habiendo consagrado la salud como un derecho-deber de la ciudadanía en el papel, la realidad muestra un Seguro Social en quiebra y con las cuotas de salud mas altas de Latinoamérica. Bastante poco puede hacer el papel cuando la brecha entre los ricos y los pobres es cada día más grande y el desempleo ronda el 15 % en promedio de la última década y ya ninguna empresa parece querer detener la tendencia de los “adelgazamientos de nómina”, tal como mencionara la ahora embajadora de Colombia ante EE.UU., Carolina Barco. Todavía mas irrespetada se ve la ley positivizada cuando de política se trata, iniciando con el cáustico ejemplo del nuevo Núñez, el Presidente Álvaro Uribe. Ese astuto paisa ha logrado, en compañía de su séquito, pasar por encima de la carta magna y modificarla a su antojo, apelando al bien común y de la patria cuando lo hace. Un país que se autodenomina Estado de Derecho, paradójicamente, está a punto de aprobar una reforma tributaria (que, dicho sea de paso, según resalta la última columna de Antonio Caballero en Semana, quedan tan mal hechas, que cada 6 meses hay una nueva reforma, peor que la anterior) que gravará la mayor parte de un bien intocable por décadas: la canasta familiar. Otro de los perjudicados será la cultura, la cenicienta del Estado, que dejará de percibir la atención que necesita para ser llevada al pueblo, tal y como mandan las utópicas leyes que nos rigen.
Parece que el Estado colombiano solo se esfuerza por mantener las apariencias de estado en vías de desarrollo, mientras deja que los buitres hagan fila para desgarrar las enormes riquezas que poseemos, esto es una verdad histórica que se manifiesta en una corrupción rampante y descarada que parece no ser afectada por la “política meritocrática y anticorrupción” del actual gobierno; otro claro ejemplo de la diferencia entre el país de papel y el país efectivo es el mal chiste del “proceso de paz” con los paramilitares, que son beneficiados por una ley hecha a su antojo, con todas las dádivas incluidas; y mientras esto sucede, el nuevo sistema penal acusatorio deja libres o con condenas risibles a violadores de niños y delincuentes de las mas variadas calañas, tan solo por confesar uno de sus delitos; entre tanto, hay miles de inocentes o incautos de sus delitos que purgan largas condenas hacinados en las peores cárceles de Latinoamérica. En palabras de un ciudadano indignado: “castigan a los que no deben y premian a los verdaderos criminales”.
En cuanto a la democracia como tal, la injusticia y el incumplimiento no se quedan atrás. No contentos con un Presidente que interpreta la Constitución a su antojo, también se hacen reelegir en los cargos públicos los mismos gamonales políticos o sus “herederos”, que mantienen desacreditada la política ante la opinión pública. Así que no importa mucho a quien se elija, siempre se tendrá la certeza de seguir eligiendo a los mismos, que sin duda acapararán y desviarán los recursos del Estado para seguir engrosando sus arcas de Clubmen, justo en la manera en la que los antiguos monarcas despilfarraban los recursos.
Es solamente cuestión de poner al país frente a un espejo, ojalá el de la conciencia y el criterio y ver su auténtico reflejo: el de un país tristemente tercermundista producto de la inconciencia política y social para sacarlo del papel, muy a pesar de los esfuerzos de 40 millones de compatriotas por la utópica pero linda visión de la equidad, la democracia y el progreso. Así tal vez será posible la consolidación de la democracia en Colombia como una realidad éticamente correcta, a la que tal vez no le harán falta tantas leyes de papel para mantenerse vigente.
5 comentarios:
exelente blog muy explicativo soy colombiano y en realidad estoy de acuerdo en el echo de que estamos viviendo una democracia ficticia que solo esta en papel
una parte es verdad !!
pero se an puesto a pensar
que ningun presidente va a quitar toda la probreza de colombia
eso nunca va ser !! Bno
nuestro gobierno es solo una parte de el avanse del pais nosotros como seres libres debemos complementarlo si en verdad queremos nuestro pais
hombre a ver pues que blog tan interesante tenes. yo tambien estoy en contra de la censura y en favor de la libertad de expresion.
ayudame con este proyecto que yot tengo.
Este blog es muy interesante por que sí haver la realidad es que colombia está viviendo una democracia falsa solo en el papel ayudada de la corrupción y si colombia tiene "democracia" hay lograr que esto se vuelva realidad con buenos fundamentos que se vea reflejada
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